En el reino de la mediocridad el talento y la excelencia son males demoniacos a erradicar a toda costa. Que tenga cuidado todo aquel que los posea y que en sus obras dé prueba de ello, pues será pasado por la guillotina y rodará su cabeza ante mirones sin criterio. Los verdugos detestan que se les haga sombra. Tras sacar los higadillos a quien con su esfuerzo los ayude a ponerse medallas y lucir condecoraciones, inician la caza de brujas y aquí no queda títere con cabeza. Suerte la de los desterrados que, venciendo la frustración, parten hacia horizontes ignotos a reinventarse y seguir soñando.
EL PLACER DE LA LECTURA
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Es un privilegio ser la primera ilustradora que ha creado la nueva imagen
del proyecto “Biblioteca Ilustrada” iniciativa de la
Biblioteca Rafael A...
Hace 3 años
2 comentarios:
Pues sí, ese es el gran choc cultural que he tenido al volver a España. Y visto el respeto con que te trantan algunos jefes, que parece mentira a estas alturas del campeonato, yo me voy a exiliar de este sistema tan poco creativo y enriquecedor. Tal y como lo siento, quedarse equivaldría a, con el tiempo, dilapidarse en la amargura generalizada que se palpa si uno es algo observador.
rosa
¡bravo!
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