17 diciembre 2009

Nostalgia de escay

Recuerdo la modorra que entraba al viajar en los trenes de antaño. Mecido por el traqueteo del tren, arrullado por el chucuchú de la locomotora, te hundías en el asiento de escay desvencijado y mirabas el paisaje a través de la suciedad secular de las ventanillas. Daba tiempo, en aquellos trayectos, de fijarse en detalles del camino que acabarían perdiéndose para siempre en las vías del olvido. Los trenes de entonces no conocían la prisa, se adentraban tambaleantes en los oscuros túneles del tiempo, brindando al pasajero la oportunidad de vivir cualquier aventura. No se oían pip-pips ni conversaciones a voz en grito a través de artefactos demoniacos, sólo el sonido del viaje, el chirriar de las vías, el clan-clan de los pasos a nivel, el batir de una puerta en las curvas. En la soledad del viaje íntimo podías atreverte a ser tú mismo, al menos por unas horas, o dar rienda suelta sin culpa a la más tórrida de tus fantasías. Eras libre sabiendo, no obstante, que al apearte en tu estación de destino, todo habría sido un sueño.

11 diciembre 2009

EVA NOVOA

"Viajar es un privilegio para los sentidos. Entender otras maneras de hacer música enseña a estar receptivo, a mejorar lo aprendido y lo vivido. Hacer música es como viajar a muchos lugares intentando comunicar en lenguas distintas. Incluso el holandés de mi tierra de acogida, que encabeza la lista de los idiomas menos musicales, me está brindando una experiencia hermosa. Viajando comunicamos mejor. Si el lenguaje es la música, conectar me parece imprescindible. Hoy vuelvo a la WTF Jam Session. Es un placer poder tocar en este espacio que, por muchas razones, me resulta entrañable. Es un gusto estar acompañada, en esta ocasión, de Ernesto Aurignac al saxo, Masa Kamaguchi al contrabajo, y Joe Smith a la batería. No se puede pedir más… todo un lujo."
EVA NOVOA @ WTF Jam Session
LUNES 14 DICIEMBRE 2009 - 21:00 HORAS
Jamboree Jazz Club - Barcelona - Spain

23 noviembre 2009

La infancia

Mi infancia se truncó el día en que entendí lo que es el desamor. Tenía nueve años. Era un mes de agosto. Mi madre se había marchado a Madrid para pasar los últimos días con su padre que se moría de un cáncer fulminante. Atardecía en la playa y mi padre se acercó a una chica que estaba tomando el sol no muy lejos de donde estábamos nosotros. Mis dos hermanas, que eran pequeñitas, y yo fuimos detrás de él, como hacen los patitos con sus progenitores. Entonces papá le propuso plan para la noche a aquella chica. Ella contestó que no podía. Él insistió, que otro día, a lo que ella contestó que estaba ya comprometida. Él le dio un papel con algo anotado, por si cambiaba de opinión. Ella lo tomó y dijo que la podíamos acercar al pueblo, a Sant Pere Pescador. Fuimos todos en el coche. Las tres niñas íbamos en silencio. No recuerdo la conversación entre ellos. Me sentía mal. Veía a aquella mujer de melena castaña desde el asiento trasero, iba sentada en el lugar de mi mamá. Los días que siguieron fueron extraños. Papá a veces se iba por la noche. Un día la tendera del pueblo me avisó de que mi madre había llamado. No teníamos teléfono. Mi abuelo había muerto. Fui a casa, se lo comuniqué a papá, ni se inmutó. Mis hermanas no se enteraron. Al cabo de unos días llegó mamá. No se quitaba las gafas de sol, eran redondas, con una montura de pasta roja y cristal marrón. Estaba destrozada. Mi padre no la abrazó ni una sola vez para consolarla. Ella no paraba de llorar, se pasaba todo el día metida en su cuarto del que sólo salía para comer y cenar, pero casi no probaba bocado. Me sentía muy culpable por no decirle lo que había pasado y no sabía cómo consolarla, todo era horrible.
Pasaron veinte años más juntos. En ese tiempo él dio muestras de no quererla en repetidas ocasiones, pero ella seguía con él a pesar de todo. Siempre me pregunté cuánto duraría aquello y qué pasaría el día en que las tres hijas nos hubiéramos marchado de casa. Un día volvió a maltratarla emocionalmente, yo ya tenía veintiocho años y hacía ya unos cuantos que había huído. Entregué a mi madre todos los emails que él se estaba escribiendo con una mujer mucho más joven de la que se había enamorado. Lo negaba y le echaba la culpa a mi madre, acusándola de ser posesiva y estar paranoica. También le dije que pensara seriamente en cómo quería que fuera su cara de vieja, y si realmente pensaba que envejecer al lado de una persona como mi padre era una buena idea. Sólo se vive una vez. Tras cuatro años de infierno, por fin lo echó de casa. Tardó veinte años en hacer lo que debería haber hecho cuando yo tenía nueve. Aquella mala educación emocional ha tenido unas consecuencias desastrosas. Me queda el consuelo de que más vale tarde que nunca.

22 noviembre 2009

Moebius

Moebius (Jean Giraud), autor de cómic y del diseño de ´Alien´, ´Abyss´, ´Dune´, ´El quinto elemento´

Entrevista de Ima Sanchís para La Contra de La Vanguardia

71 años. Tengo dos vidas: dos hijos con la primera mujer y dos con la segunda. Soy de izquierdas. El conflicto político es signo de salud en la sociedad, significa que hay diversidad en este cuarto cerrado que es el planeta. Creo en un dios que se puede racionalizar, que está en todo

Escoja la viñeta de su infancia...
La soledad, y a través de ella, el descubrimiento del poder sin límites de la imaginación y de la observación de las cosas: una mosca, el agua, la hierba..., todo.
¿Y por qué esa soledad?
Mi infancia fue muy plácida, pero era hijo único de adultos que trabajaban y pasaba mucho tiempo solo. Descubrí el poder del dibujo muy precozmente, con cuatro años. Mi primera lectora fue mi abuela, una mujer sencilla y buena; fue tan entrañable su reacción que aquel primer halago fue la raíz de toda mi historia como dibujante.
Nuestra vida está trazada por pequeños acontecimientos...
Eso creo. El dibujo me abrió al mundo y a mi propio interior. Yo era muy introvertido. Crecí en los suburbios de París y aterrizar en la escuela de arte representó un cambio total. Tenía problemas para adaptarme y conquistar el reconocimiento de los otros jóvenes, cuyo estatus social era más elevado.
¿Tuvo que cambiar?
Sí, la manera de cortarme el pelo, de vestir. Era un cambio de clase social.
¿Y le gustó?
Estaba fascinado. En las casas de mis amigos había parquet y bonitos muebles. En casa era todo caótico y mis abuelos eran campesinos, preciosos, pero de otra manera: más espirituales que espectaculares.
¿No le decepcionó aquel nuevo mundo?
Sí y no. Comprobé que la clase modesta es más auténtica y afectiva, pero las formas son mejores en la clase adinerada. Y no se puede volver atrás, a los pocos meses la calidad estética se convierte en la norma.
Pero no sucumbió a ello.
Tengo dos aspectos como tengo dos firmas: una gran capacidad de bucear en mi interior y también una buena capacidad de comunicar; no me da miedo el otro.
¿Eso lo aprendió entonces?
Aprendí algo esencial que ha constituido mi filosofía de vida: el error, la imperfección, es lo que nos permite abrirnos para cambiar y conocer al otro, porque la fuerza (la intelectual, la física, la de seducción) cierra, levanta un velo y deja fuera al otro. Al fuerte sólo le salva un agujero en el velo. Los otros entran en nosotros como el agua, que nunca sube, siempre fluye hacia donde no hay impedimentos.
Usted es fuerte, hace y dice sin miedo.
Sí, porque la capacidad de comunicación da la fuerza. Pero aunque no sea el mismo de hace veinte años, la debilidad ha viajado conmigo, y tal vez ese es mi talento: aceptar la debilidad y la imperfección.
¿Qué más ha aprendido?
Estoy aprendiendo ahora la última lección, la de desaparecer físicamente pedazo a pedazo. Mi ojo izquierdo - tengo cataratas-es otro ojo, y tengo que vivir con ello. Y tal vez el año próximo sea el ojo derecho. Lo mismo ocurre con el pelo, los dientes, la fuerza… Espero mantener la capacidad de pensar y de hablar, pero es imposible saberlo.
...
Mi madre tiene 98 años y vive en un sueño impenetrable: la mirada perdida durante horas. Se ha convertido en otra. Pero eso es parte del aprendizaje; yo leí mucho a Castaneda y la búsqueda del guerrero espiritual.
¿Las pruebas de la vida?
Sí, todas esas batallas importantes: la del miedo, la del poder... La última es la batalla de guardar la conciencia intacta hasta el final. Y todavía no sé si es algo que depende de la voluntad o es un regalo genético.
¿Qué dice su madre?
Mi madre no es una guerrera consciente, fue una guerrera de la supervivencia, pero no tenía la conciencia de una bruja.
¿Usted sí?
Trato.
¿Qué ha conquistado?
Que usted esté aquí: cada pregunta suya es una victoria, el resultado de mi trabajo para conquistar el interés. Ser entrevistado es un privilegio que nadie conoce en la vida normal; es un requerimiento de autenticidad.
¿Cómo ha convivido con su arte?
He tenido la certeza de que mi dibujo era algo sin límites y único, un regalo que me ha dado la posibilidad de crecer, la conquista de algo interior, metafísico, mágico; pero, a la vez, todo ha sido muy confuso.
En su búsqueda de la magia interior, su estancia en México debió de ser importante.
Sí, descubrí la posibilidad de conquistar el éxtasis. Volar es la metáfora: elevarse al paraíso de los artistas. Y descubrí la marihuana como herramienta de conocimiento.
¿Por qué ha decidido dejarla?
A partir de cierta edad se convirtió en herramienta de confort, como los viejos en Marruecos que fuman porque ya no importa.
¿Qué le ha sorprendido en la vida?
Mi propia capacidad para percibir la belleza en el otro, en un paisaje, en el arte. Está en todas partes, pero es difícil abrir los ojos porque tenemos la necesidad de juzgar y de escoger: esto lo quiero y esto no lo quiero. En la comunicación percibimos de manera misteriosa sus distintos niveles, cosas buenas y malas; pero el nivel de la maravilla es algo que intento atesorar.
¿Qué quiere contar?
Me gusta mucho hacer cosas sin motivo y con confianza total en el inconsciente, porque creo que hay un ángel (otro nivel de conciencia) que habla a través de nosotros; pero la utilidad me hace perder las alas, así que todo lo que hago es inútil.
sábado, 21 de noviembre de 2009

"Si te entregas al inconsciente, un ángel habla a través de ti"
El hombre que vuela
Sus cambios de nombre, de Giraud a Gir y a Moebius, han cambiado la historia del cómic. "A finales de los 60 decidí cortar con la tradición seria del cómic para niños. Fue mi manera de hacer política. Moebius es la llave que me abre otra manera de ser". Ahora, este artista que no sólo ha participado en los diseños de películas míticas de ciencia ficción, sino que también ha sido la referencia visual para obras como Blade runner, sorprende publicando sus diarios personales narrados en forma de historietas. En Inside Moebius (Norma Editorial), que se presentó en la Fnac, conversa con sus yoes de diferentes edades y sus personajes sobre los avatares de su vida y, así, Moebius vuela de nuevo.

17 noviembre 2009

Niebla

Una niebla densa está entrando en la ciudad, lo invade todo. Quién soy. De dónde vengo. Cuánto tiempo me queda.

14 noviembre 2009

El paseo

Todos los días pasaban por debajo de mi balcón rumbo a su paseo matutino. Ella con sus piernas flacas ligeramente arqueadas, el pelo teñido de rubio platino, las manos hundidas en los bolsillos de la chaqueta, la sonrisa siempre forzada. Él, algo más joven, iba tieso como el palo de una escoba. Tenía una mirada verde de gato, desconfiada y endurecida. Él, el hombre. Nunca le pasaba el brazo por la cintura. Ella, menuda, trotaba a su lado a cierta distancia, como anhelando ese abrazo que no llegaba, alegre y ajena a su resignación, agradecida por su compañía a pesar de todo.

04 noviembre 2009

Nubes

Las palmeras silbaban con el viento. Soplaba del norte. Estuve un rato sentado en un banco mirando el atardecer, no me apetecía volver a casa. Por el mar se aproximaban unas nubes esponjosas. Blancas, luego rosas, azul claro, gris perla. Caía la noche sobre la ciudad y el otoño se me colaba por los bajos del pantalón, por la cremallera de la chaqueta. Sabía lo que me esperaba al llegar, haría los mismos gestos automáticos de cada día. Sacar el llavero del bolsillo, introducir la llave en la cerradura, una bofetada de tabaco rancio al entrar, encender el ordenador, tirar de la cadena del váter y mear. Luego me echaría en la cama, miraría algo de porno y, después, me quedaría dormido. Las estaciones se sucedían sin muchos cambios, sólo los justos y necesarios. Los fenómenos meteorológicos, el cambio de hora y poco más. Encendí un cigarrillo y lo apuré en unas pocas caladas, la humedad se me había metido hasta los huesos.

02 noviembre 2009

George Sand

"Le vrai est trop simple, il faut y arriver toujours par le compliqué."

31 octubre 2009

Destino

Una mañana se despertó y nada más abrir los ojos, aún en la cama, envuelto en el calor del sueño, se dio cuenta de que durante toda su vida había sentido malestar y que de eso había hecho una costumbre. O un vicio. De un pensamiento fue saltando a otro y de pronto entendió que ese dolor no sólo lo había sentido en su fuero interno, sino que lo había transmitido a los demás, especialmente a las personas más cercanas, a las más queridas. Cada vez que eso había sucedido algo le había dicho que no estaba bien, pero no hizo nada. No supo. No pudo. O no quiso. Se dejó llevar por sus demonios, sin más. Hizo daño a conciencia. Súbitamente sintió frío y un espasmo en el vientre lo lanzó al vacío. Se revolvió en las sábanas, se tapó la cabeza con el cobertor, cerró los ojos y deseó que se detuviera el tiempo. Ya nada podía cambiarse. No podía volver atrás, no iba a haber otra oportunidad. La vida no es como una cinta de vídeo, no se puede rebobinar. Abrió los ojos; empezaba un nuevo día. Hacía un tiempo había quitado los espejos de la casa. Eso ahora ya no le servía de nada, era demasiado tarde.

19 octubre 2009

El caso Millet...

... o el chiste del dentista: el paciente agarra por los testículos al odontólogo y le dice: "¿No nos haremos daño, verdad, doctor?"

18 octubre 2009

Argonautas

Y un alma
si quiere conocerse
en un alma
ha de mirarse:
al extranjero y al enemigo los vimos en el espejo.

Giorgos Seferis

01 octubre 2009

Cíes

Vigo es una ciudad fea. Desde dentro no te das cuenta, hay que cruzar la ría para verlo. Lo hacía a menudo. Bajaba al puerto y tomaba uno de los barcos que llevaban a Moaña, un pueblo del otro lado. Desde allí caminaba hasta la punta de El Con, una aldea, y me sentaba a fumar en el muelle y a mirar las chalanas y los barcos pesqueros. Las mujeres sacaban las redes, las dejaban secar al sol y las remendaban. Al ver las viejas de negro riguroso, por momentos tenía la sensación de transportarme al pasado. Desde lejos oía su lamento, triste y quejoso, sin esforzarme por entenderlo. Me bastaba la canción. Las algas y el lodo mezclaban sus olores en los días de marea baja. Nubes de gaviotas chillonas sobrevolaban las cabezas de los pescadores que limpiaban el pescado y lo metían en cestas de mimbre en los maleteros de los coches para llevarlos a vender al mercado. Las bateas brillaban negras bajo el sol y a lo lejos se divisaban las islas Cíes que, no sé por qué, se me antojaban como el paraíso en la Tierra. Nunca fui. Era mejor dejar las cosas así. En la imaginación nada se estropea. La realidad acaba siendo siempre una decepción.

28 septiembre 2009

Extremaunción

-Yo he cumplido con lo que se pactó.
Clavó su mirada lúcida en mí. Era imposible que hubiera oído esa frase que de pronto emergió de las profundidades de mi ser pero, extrañamente, algo debió de intuir. La enfermera acabó de explicarme cómo ponerle las dosis de sedantes a través de los parches que tenía en el pecho. En ese momento aceptaba que perdía el control de los acontecimientos, por fin, y que el desenlace era irreversible. Se desconectaba de la realidad, tal como la había conocido, y yo me desconectaba de él, mi padre, la fuente de mi ansiedad.
Esos días la casa estaba llena de gente. Cada uno le decía adiós a su manera, cada película tuvo su propio fin. Yo contemplaba todo en la distancia, como ausente. Me parecía estar detrás de una cámara de video-vigilancia, con toda esa gente moviéndose por los pasillos. Mamá y Rosella no se apartaron de su lado durante los últimos momentos, cuando estaba sedado. Le hacían compañía y le daban cariño en el estadio de inconsciencia, como siempre. A mí me había tocado la consciencia, durante años, y él no había dado su brazo a torcer, ni siquiera al final. No me pidió perdón. La soberbia se fue con él a la tumba.
Cuando una persona te importa poco, no cuesta nada sustituirla. A él no lo pude sustituir porque padre sólo hay uno. No fui capaz de llorar su muerte, no me salió. Pero a nadie pareció importarle, cada uno estaba en su mundo, como siempre había ocurrido. Un buen día, al cabo de los años, entendí algo esencial, pero entonces ya era demasiado tarde. En todos los hombres que habían pasado por mi lecho lo había buscado a él. Les dejaba hacer lo mismo que él me hacía. Papá me quería así y yo quería su amor a pesar del daño. Amor y sufrimiento iban de la mano, no podía ser de otro modo, así me lo enseñó. En el amor no se lloraba, no había lugar para la queja. El placer me estaba prohibido, sólo existía el suyo. El único disfrute que podía obtener era a través de la sumisión a su deseo. La única forma de mitigar la angustia de la pérdida, de conseguir su amor, era entregándole mi sexo. Él estuvo en todos en vida y siguió estándolo una vez muerto. Su dominio era total y lo sabía. Por eso jamás me pidió perdón. Era su forma de no morir nunca. Se inmortalizó a su manera, como todo hijo de vecino.

02 septiembre 2009

Girasoles negros

Lomas de girasoles negros
Ya está, termina el verano
Tal vez sea demasiado tarde
O tal vez hoy sea el albor de una nueva vida
Septiembre es mes de vendimia
El néctar nos ayudará a sobrellevar el frío
No olvidemos recorrer los caminos de los sueños
Nos invitan a ser mejores, a querernos más.

27 julio 2009

Felipe, o el secreto del mar

Desde que llegó a la ciudad vivía en la pensión Paraíso. Cada mañana hacía el mismo itinerario. Se levantaba a las cinco, desayunaba liviano, una taza de café y una pieza de fruta, y salía a la calle. Siempre le sorprendía no encontrar a otros que, como él, disfrutasen viendo amanecer.
Al pasar junto al kiosco, José, que desataba con parsimonia los haces de periódicos, le devolvía los buenos días. El papel olía a tinta todavía fresca. Atravesaba el casco viejo desierto rumbo al paseo que daba a la playa. Sus pies, algo entumecidos, reconocían las callejas estrechas y sombrías. Mientras caminaba le asaltaban los recuerdos, visiones inconexas de su vida o de personas que había conocido en algún momento.
Los rasgos de Felipe seguían nítidos en su memoria. Los surcos de su cara, castigados por el salitre y el sol, delataban que había sido un hombre de mar. Tenía la quietud del océano que guardan los marineros en sus silencios. No decía mucho, pero sus palabras venían siempre cargadas de sentido. Un día llegas a una isla y ya no izas el ancla fueron sus últimas palabras, una mañana de un mes de agosto infernal, antes de desaparecer sin dejar rastro. Nunca más supo de él. Preguntó a los estibadores y los pescadores del puerto, pero apenas nadie lo recordaba. Los viejos olvidaron y los jóvenes andaban ocupados en otras cosas. Luego él mismo partió a buscar fortuna en otros horizontes.
Viejo, había vuelto. Sin necesidad de mirarse al espejo veía su vejez destilar en todos los recorridos que hacía por la ciudad. Los rincones de los parques y los portales le devolvían recuerdos de antiguos amores y olores por mucho tiempo olvidados. Iba a un café y en su lugar encontraba una ruidosa tienda de zapatillas deportivas. Acababa visitando a sus amigos en los cementerios, donde se sorprendía buscando una placa con su nombre, como un fantasma. No sentía angustia. Tan sólo cierta perplejidad.

17 julio 2009

A veces lloro

Me emociona recordar a Alex por las calles nevadas de París, saltando juntos para atrapar con la boca los copos de nieve que caían del cielo, las risas. O la cara atónita de Keko cuando le olía los pies al masajeárselos en la cama y le decía mmm camembert. Desaparecía el tiempo, el espacio, todo era pleno.

07 julio 2009

Pagaba por trabajar

Con la precariedad no me dio tiempo de denunciar que pagaba por trabajar. No, no ha sido un lapsus. Lo lógico es que a uno le paguen por trabajar. En mi caso era al revés. Cuando una reconocida editorial propone a un colaborador traducir un cuento para niños del francés al catalán y al castellano por 30 euros (brutos), el colaborador está pagando por trabajar. Lo mismo sucede cuando otra reconocida editorial que publica guías de viaje no sube las tarifas a sus colaboradores en cinco años. Ahora me viene a la cabeza el dicho aquel de “no muerdas la mano que te da de comer”. Luego lo pienso bien y me doy cuenta de que a mí las editoriales no me dan de comer, sino que se ponen las botas a mi costa. Qué más me da contar que la editorial del cuento es MacMillan, si desde que le dije a la editora que ni hablar de traducir un cuento por ese importe no me ha vuelto a encargar nada. Tampoco me importa denunciar que la editorial de las guías de viaje es GeoPlaneta, a los que les expliqué por escrito que el hecho de no subir las tarifas con el IPC anual a los colaboradores externos, algo que tanto beneficia al Grupo Planeta, tiene un nombre muy feo: explotación. Obviamente no me han vuelto a llamar. Pero no me importa. Yo ya no trabajo para explotadores. Ya no acepto lo que nadie debería aceptar, por solidaridad con los compañeros y compañeras de profesión. Antes pagaba por trabajar. Ahora que tengo tiempo, lo denuncio.

Barcelona, 7 de julio 2009, San Fermín

Fábula

Un maestro oriental vio cómo un alacrán se estaba ahogando y decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo de nuevo y el alacrán lo volvió a picar. Alguien que había observado todo se acercó al maestro y le dijo:
-Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?
Éste respondió:
-La naturaleza del alacrán es picar y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar.
Y entonces, ayudándose de una hoja, sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

05 julio 2009

Mendigos

Desde siempre me han gustado. Esos seres prisioneros de la miseria y a la vez tan libres no dejan de sorprenderme. Algunas imágenes no se me borran. Recuerdo la mendiga que contaba monedas en un parterre de un parque urbano, en medio del tráfico de la ciudad. El mendigo sentado en un banco bajo un árbol, escribiendo literatura universal en un rollo de papel de váter que se arremolinaba en las farolas y las papeleras, mecido por el aire. La mirada cansada del que empujaba su carrito lleno de cachivaches y me sorprendió mirándolo desde el calor de mi ventana un día de invierno. En una ocasión uno me soltó que si por la belleza hubiera que pagar impuestos estaría arruinada. Hubo otro que daba de comer migas de pan a las palomas. El que pedía en medio de una noche lluviosa en una calle no transitada cual estatua. Uno me pidió algo por la calle y cuando le di el bocadillo que me acababa de comprar en una panadería me preguntó: "¿Y tú?". Otro comía restos directamente del contenedor de la basura. El que se masturbaba dormido en el banco de un aeropuerto. La mendiga que peinaba las crines rubio platino de un caballo de juguete. El mendigo que se enfrentó a un ladrón de bicicletas al que había pillado in fraganti y prometió vigilarme la mía a cambio de una moneda, y luego me dio la mano y dos besos.

04 julio 2009

Life goes on

"I am the boss" le dice un padre a su hijito que está berreando porque no quiere saber nada de ponerse el gorro para ir a la playa.
"A la playa nos vamos, que con esta caló y sin aire acondicionado en casa, es lo mejó que se puede hasé", una mujer rodeada de críos a un tipo que se ha pasado la mañana escuchando coplas.
"La hija de puta de tu hermana sí que está buena", un chaval a otro.

25 junio 2009

Empatía

Me cuesta entender el mecanismo que produce placer al niño que enciende la mecha de un petardo que suena como una bomba. Ni el del conductor que le pisa los talones al coche que tiene delante y que está haciendo un adelantamiento a menos velocidad. Tampoco entiendo el placer del que empuña una porra y le da una paliza a otro que no se puede defender. Ni el del que maltrata física o moralmente a su pareja sentimental. Ni el del que abusa sexualmente de un menor, y menos del que goza siendo testigo visual de ello. No logro entender cómo alguien puede sentir placer haciendo mobbing, o mofándose de la condición física de otro. Pienso que igual me falta empatía, eso que los indios americanos definían como la capacidad de calzarse los mocasines de otro y caminar con ellos durante tres lunas.

23 junio 2009

Solsticio

Con petardos o sin ellos, la vida sigue.

17 junio 2009

HOME

¿Por qué vemos belleza en la destrucción?
http://www.youtube.com/user/homeprojectES

11 junio 2009

Perverso

Perverso es quien goza dañando, no siente empatía por el otro y lo instrumentaliza como a un objeto. Suele ser seductor e inteligente. O estúpido. El rey de los perversos fue el Marqués de Sade a quien, entre otras cosas, le excitaba ver al otro sufriendo como objeto de sexo anal. Canalizó sus pulsiones a través de su obra literaria que, de no haberse pasado 28 años en prisión, no habría visto la luz. Si hubiera vivido hoy sería un señor cualquiera con gustos sexuales no penados si son consentidos que disfrutaría sodomizando a su mujer y viéndole la cara de dolor.

09 junio 2009

Amabilidad sexy

"Sólo hay dos posibles salidas: morir joven o envejecer. Y yo lo tengo muy claro. Hacerse mayor no debería ser nunca un problema. El único problema es dejar de respirar. Es absurdo amargarse. Todas podemos encontrar a uno al que le apetezca un poco de sexo, probablemente no es el hombre que más te gusta, pero ¿y qué? El sex appeal está sobrevalorado. A mí me interesa más la amabilidad, no hay nada más sexy que la amabilidad".

Chrissie Hynde, cantante de Pretenders, en una entrevista con motivo de la presentación de su nuevo disco estos días en Madrid.

06 junio 2009

Demonio

El tiempo es un demonio que inexorablemente acaba poniendo a cada uno en su lugar.

04 junio 2009

Agua

Con cada brazada que doy en la piscina el agua me traspasa, limpia todas mis células, se mezcla con las moléculas de agua de mi cuerpo y así toda yo me fundo en el agua, me convierto un poco en ella, soy un poco ella. Miro los demás nadadores en el azul de los carriles y de pronto me siento agua con ellos, nos mezclamos, nos fundimos, todos somos un poco lo mismo y una sola cosa.

27 mayo 2009

Roma

Si las piedras de Roma pudieran hablar nos contarían que hace algo menos de dos mil años, hordas de plebeyos se agolpaban en las entradas del Coliseo para ver luchas de gladiadores, peleas de animales y ejecuciones de prisioneros, y otros espectáculos cuyo fin era, básicamente, entretener al personal. El anfiteatro más grande de todo el Imperio era un símbolo indudable del poderío de los emperadores romanos y sus vástagos. El Coliseo poseía un aforo para unos 50.000 espectadores, con ochenta filas de gradas. Los que estaban cerca de la arena eran el emperador y los senadores, y a medida que se ascendía gradas arriba se situaban los estratos inferiores de la sociedad.
Han pasado casi veinte siglos y las cosas no han cambiado mucho, que digamos. El Estadio Olímpico de Roma, con capacidad para 72.698 espectadores, acogerá esta noche a hordas de plebeyos llegados de todas partes, muchos de ellos en aviones low-cost fletados para la ocasión. Emperadores de poca monta de por lo menos tres nacionalidades (aunque vaya usted a saber, pues los colores azulgrana no se sabe a ciencia cierta a cuántas representa) se sentarán en el palco oficial con sus pulgares preparados para el veredicto final. Y gladiadores armados de zapatillas, camisetas y calzones de élite, demostrarán al mundo a través de miles de cámaras que son los ases del balón. El Estadio de Roma es un símbolo indudable del poderío de un sistema que convierte en héroes a los que chutan una pelota por millones de euros.
Mientras tanto, como hace un poco menos de dos mil años, sigue habiendo desigualdad entre el populacho y las clases dominantes, se producen desastres que con algo de buena voluntad por parte de los dirigentes se podrían haber evitado, guerras imperiales por el poder de los territorios, y un largo etcétera que ya conocemos. O sea, que pan y circo.

26 mayo 2009

Un viaje tan largo

Documental de Stéphanie Lamorre.
Fátima y Marvin, una pareja de una aldea de Ecuador, quieren ofrecer un futuro mejor a sus hijos. Para ello abandonan su hogar y tratan de llegar a Nueva York a través de una odisea controlada por los 'coyotes', los que gestionan el tráfico ilegal de personas de Sudamérica a EE UU. Primero parte Marvin y no lo consigue. Luego le llega el turno a Fátima. Steph se carga la cámara al hombro y se convierte en una emigrante más en un viaje que dura 6 semanas, tomando autobuses de línea, cruzando fronteras a pie, saltando a trenes de mercancías en marcha -a uno de ellos lo llaman "La Bestia" pues cualquiera que se suba a él se juega el pellejo-; cruzando el Río Grande a nado, atravesando el desierto de Arizona a pie durante cinco días con una lata de atún al día para cinco personas, temperaturas de 50 ºC y con suerte un litro de agua; sorteando la Migra (la policía de inmigración), los Zetas (exmilitares cuyo principal negocio es el narcotráfico en México), los piojos, el hambre y la sed, el miedo. Durante el viaje Fátima no sabe que en Nueva York le esperan jornadas de trabajo de 11 horas, de lunes a domingo, por tan sólo 60 dólares al día. La huída de la miseria y cinco bocas que alimentar son la gasolina que mueve sus pies y le permite vencer el agotamiento. Steph se mete -y nos mete- en la piel del emigrante ilegal. Una lección de vida y humildad que debería ser obligatoria para cualquiera de nosotros, los que estamos cómodamente sentados en nuestro sillón en este absurdo e injusto mundo occidental tan "civilizado".

25 mayo 2009

Heroína

He pasado gran parte del día mirando la calle. Observando la vida a través de la ventana, la gente yendo y viniendo, los cambios de luz. No estaba concentrada para escribir, necesitaba pensar. No hacer nada, sólo ver el mundo pasar. El día ha empezado nublado, luego ha llovido, por la tarde ha salido el sol, hay neblina y mucha humedad. Me pregunto qué me pasa, el porqué de esta extrañeza, de este desasosiego. Algo se jodió en algún momento, hace mucho tiempo. Lo demás ha sido un encadenamiento de malas decisiones y despropósitos. Una confusión total. Por qué tanta soledad, por qué no entro en los cánones de lo amable, de lo deseable. Por qué yo tampoco deseo lo normal. Por qué me siento tan desmotivada, con tan pocas ganas de nada. Si por lo menos hubiera alguien afín en quien poder acurrucarme, que me comprendiera en lo más íntimo, que me viera hasta el tuétano. Tengo la sensación de ser invisible, o de que los demás ven sólo aquella parte de mí que aporta algo a sus vidas. Como una mercantilización de mí, un objeto de consumo para el otro que en verdad no me ve. A veces me entran ganas de chutarme heroína directamente en vena para salir de esta dimensión que es como una cárcel. Pero desde niña he visto muchos yonquis de cerca y sé que ni siquiera ahí está la salvación.

24 mayo 2009

Desamor

El desamor me conecta con la muerte.
Rima con vacío, sinsentido, absurdo.

23 mayo 2009

16 mayo 2009

Tous de imitación

Soy un bolso de Tous. Bueno, en verdad soy un bolso de Tous falso. Una imitación barata. Llevo días aquí, sobre esta sábana. A mi lado hay cinturones de Dolce & Gabbana, gafas de Chanel, bolsos Gucci, todos de la misma calaña. Desde aquí vemos poco más que pies de guiris en sandalias, algunas chancletas, los bajos de los pantalones, tacones de una horterez y altura imposibles... Ellos -los guiris- piensan que son menos falsos que nosotros, pero no es así. Se acercan, regatean, se nos llevan puestos. Compran falsedad. También nos llegan los efluvios a paella de los restaurantes que tenemos delante, donde a todas horas hordas de turistas se llenan el buche de una comida que no necesitan. Más les valdría comer menos para rebajar esas barrigas, cartucheras y papadas blancuzcas y rosadas. De vez en cuando salimos volando. Se acerca la guardia urbana o la policía portuaria. Son los leones, las gacelas salen despavoridas. La primera de la fila los ve venir de lejos, acaba con suerte la transacción con la señora de turno que no se entera de nada, recoge el saco al vuelo, se lo carga a la espalda y piernas para qué os quiero. A correr. Todo se mueve y acabamos todos mezclados, bolsos, cinturones y gafas, el lío es descomunal. Al final ya no sabemos ni cómo nos llamamos, si yo soy Gucci o tú eres Tous, qué más da. En la corrida se nos impregna el sudor del negro. Sus brazos son pura fibra, sus piernas también, ni un milímetro de grasa en la panza, la piel tersa, los ojos de lince. Este, sin duda, no es falso. En él no hay ni miedo, ni cobardía. Sólo necesidad de sobrevivir y una gran capacidad de perdón. Otro, en su lugar, ya se habría zampado los higadillos del guiri.

12 mayo 2009

Onfaloscopia

Es, vulgarmente, la manía de mirarse el ombligo. Conduce al onfalocentrismo u "ombliguismo", esto es, la elaboración de la visión del mundo o de la realidad a partir de la contemplación (figurada) del propio ombligo. Es un mal muy extendido, por desgracia. También es una práctica propia del Hesicasmo.

06 mayo 2009

Hastío

Hoy hay un partido de fútbol. El Barça contra el Chelsea, creo. Esas cosas que sirven para hermanar a las personas, o para dar alegría, aunque sea efímera, a mí me dan angustia. Como la gente paseando los domingos antes o después de la comida familiar, o las pandillas, o las bodas. Me aburren, me generan un profundo hastío. Me siento como una intrusa, incapaz de participar en ellos.

24 abril 2009

El Oscuro

Sólo el que espera podrá encontrar lo inesperado.

23 abril 2009

Golondrina

Ha pasado volando, rauda como una centella, una golondrina. Iba piando como una loca, batiendo sus alas negras con fuerza, siguiendo la dirección de los campos en busca del alerón de un tejado donde construir su nido. Por aquí decimos que "una oreneta no fa estiu". El verano aún queda lejos.
Las golondrinas solían volar por el cielo egipcio. Durante el Imperio Antiguo se las asoció con las estrellas y con el alma de los muertos. En el Libro de los Muertos hay unas instrucciones que se le dan al difunto para convertirse en golondrina, y en el Texto de las Pirámides el faraón describe cómo él se fue a la gran isla en medio de los Campos de Ofrendas en que las golondrinas se posan; las golondrinas son las eternas estrellas. También aparecieron retratadas en pinturas que mostraban el barco solar entrando en el bajo mundo; su presencia en la proa anunciaba la llegada del sol. Y en las poesías egipcias, la golondrina simboliza el comienzo de un nuevo amor.

17 abril 2009

Estupidez

Uno se acostumbra a todo; también al sufrimiento.

14 abril 2009

La alimaña

Se me cerró el estómago y no fui capaz de probar bocado. Lo vi comer. Engullir, más bien, pues eso fue lo que hizo. Parecía una alimaña. Todos los pelos del cuerpo se me erizaron, de terror. Casi no levantó la mirada del plato durante la cena, ni habló. Dije que no me gustaba la comida para justificar mi falta de apetito y me lanzó una sonrisa como un puñal. Estaba de muy buen humor y yo no daba crédito a lo que me estaba pasando.

16 marzo 2009

polichinela.

(De Paolo Cinelli, comediante napolitano del siglo XVI).
1. m. Personaje burlesco de las farsas y pantomimas italianas.

09 marzo 2009

El puzzle

Llevaba ya un tiempo sintiéndome un puzzle al que le falta una pieza cuando hace unos días, caminando por la calle, me crucé con un chico. Su cara me sonó nada más verlo pero no fui capaz de rescatarlo de ningún recoveco de la memoria. Nos miramos al pasar y ralenticé el paso, como si eso fuera a ayudarme a recordar mejor. Me giré, pensando que al contemplar su silueta podría ubicarlo, y mi sorpresa fue que él también se había girado. Me miraba, dubitativo. Estaba parado en medio de la acera y de pronto empezó a andar hacia mí. Parecía estar seguro de reconocerme. Pensé que habríamos coincidido en algún lugar y tiempo lejanos, y me extrañó no ser capaz de recordarlo. Tú no me conoces pero yo a ti sí, me dijo. Le sonreí, intrigada. Todos tenemos derecho a saber lo que hemos vivido, continuó. Pensando que igual se trataba de una broma, lo dejé hablar. Vi que le costaba porque estaba nervioso, lo cual empezó a inquietarme. Y entonces me lo soltó: -Tu novio estuvo follando conmigo cuando vivíais juntos. No fui capaz de articular palabra. No dijo nada más, se dio la media vuelta y siguió por su camino. Extrañamente me sentí en paz. Todo encajó, el universo se colocó en su sitio. Ese encuentro fortuito fue la última pieza del puzzle.

01 marzo 2009

Poliédrica

La primavera está asomando tímidamente la nariz en la ciudad condal. Por fin. Por favor que termine este invierno interminable. Estoy de interiores. Recobrando el sosiego interno necesario para seguir andando. No para cambiar, sino para transformarme. Hay cosas mías que no quiero que cambien. Pero sí quiero que otras se transformen. Me gusta perspectivarme. Abordarme, sentirme y vivirme de forma poliédrica. Saber que en cualquier momento puedo volver atrás y decidir no hacerlo. Es mi ser-en-el-mundo, lo que me funciona. Unos días más y otros menos.

26 febrero 2009

Fealdad

La fealdad moral afea.

19 febrero 2009

Forze

La volgarità se accorda con la volgarità.

13 febrero 2009

El mendigo

La otra noche volví tarde. Llovía, hacía frío, así que me desplacé con movimientos urgentes, recortando las esquinas, cruzando las calles por cualquier sitio con tal de acortar la distancia a casa. Debían de ser pasadas las once. Entré en el barrio por donde la iglesia de San Miguel y tomé una calleja que lleva a la plaza del mercado. De lejos vi una figura. Era un hombre negro corpulento, ataviado con un chubasquero. Estaba de pie, ocupando una acera estrecha, mirando al frente bajo su capucha, totalmente quieto. Parecía tranquilo, ajeno a la lluvia y el frío. De él sobresalía una mano en forma de cuenco. Me extrañó. No podía ser que una persona en su sano juicio creyera que a esas horas y con semejante clima, alguien iba a pasar por allí, un lugar que, además, no es de paso, y darle algo. Lo miré de reojo, me protegí bajo el paraguas y pasé de largo. Debía de tratarse de un error. Una apreciación equivocada en la confusión de una noche desapacible.
Al cabo de unos días regresaba también a casa, esta vez por la tarde, cuando lo volví a ver. Estaba exactamente en el mismo lugar, en la misma posición, y con la mano fuera. Me volvió a parecer un lugar extraño para un mendigo, así que nuevamente pasé de largo. Anduve unos metros y me detuve. Saqué una moneda del bolso, desanduve lo andado y se la di.
Me miró sonriendo, movió su cuerpo entumecido y caminó hacia una calle transversal. Fue dándome las gracias a medida que nos distanciábamos. Parecía como si hubiera estado allí muchísimo tiempo, condenado a la quietud, esperando que alguien lo liberara de su posición estática con una moneda. Era lo único que estaba esperando. Una simple moneda.

12 febrero 2009

Cambios

La orilla de la playa de La Barceloneta es una alfombra de conchas.

08 febrero 2009

Yo no soy

Yo no soy tu madre,
no soy una hippie disfrazada de maruja
ni tu secretaria sin sueldo
no soy la amiga fea con derecho a roce
ni una siliconada de internet a la que dar por culo
no soy una niñata pretenciosa
ni la mejor mamá para tus hijos
no soy tu putita a la carta
ni una niña bien a la caza de marido
no soy la compañera dócil
ni tu amante a mediodía entre semana
no soy tu exnovia cabreada
ni un ligue sin compromiso
no soy una pasiva mandona
ni un regalito con sorpresa
no soy un misterio por desvelar
ni los barrotes de una leona
no soy un florero que exhibir
ni una sombra siempre-ahí
no soy una nena a quien mandar
ni esa caprichosa que te pone.

07 febrero 2009

Quiero vivir en un videoclip

http://www.youtube.com/watch?v=Av7m_Pgt1S8

Extrañeza

Tengo una nueva vecina, una chica joven de expresión alegre. Me la he encontrado cargada con las bolsas de la compra y hemos intercambiado la típica conversación de escalera. Tras darle la bienvenida le he dicho que si necesita cualquier cosa, ya sabe dónde estoy. Es una estudiante de medicina que trabaja en el hospital del Mar. Cuando le he explicado que puede encontrarme siempre en casa pues me dedico a traducir y escribir libros, me ha dicho: "Ah, eres bohemia". No sé qué cara debo de haber puesto. Tampoco he sabido colgarle un calificativo tan contundente tras dos minutos de conversación y soltárselo así, como ha hecho ella, a bocajarro.

05 febrero 2009

A los hijos

Dales alas y déjalos volar.

02 febrero 2009

Vente a casa si quieres

Me he bebido unas cervezas
me he metido unas rayas
he estado hablando de ti
de lo raro que es todo
me he puesto melancólico
me apetece estar contigo
pero no sé decírtelo de otro modo.
Cuando lleves un rato aquí
cuando sienta que todo es fácil
me dirás que no quieres sexo
que quieres hacer el amor
me parecerás una pesada
te lo diré: no seas pesadita
te veré la cara
te conozco bien
y sabré cómo te sientes
pero no sabré decirte nada.
A tu lado dormiré la borrachera
por la mañana haré café
y lo llevaré a la cama
estarás muy dormida
me gustará sentir la rutina
como tantas otras veces
pero no te lo diré
te irás y luego
todo volverá a ser como siempre.

31 enero 2009

La verdad según Sofía (II)

La cama todavía huele a él. Su olor misterioso, ese perfume antiguo que se me quedó impregnado en las manos, en la nariz, en la lengua, en el coño, está en el colchón, en las almohadas, en las sábanas. No importa las veces que los he lavado. Cuando se ha amado a alguien, se lo ama toda la vida, de la misma forma que el dolor que alguien nos causa duele para siempre. No hay nada que hacer. En vano nos esforzamos en pasar página en el libro del desamor, en hacer el duelo, echando mano del sentido común y de los buenos consejos. No sirve de nada. Tampoco funcionan las estrategias racionales con que analizamos el fracaso de la relación, ni los libros de autoayuda, que tan de moda están. Nada. No hay nada con suficiente poder para mitigar el desgarro que se instala en las vísceras tras una ruptura. Los autoengaños balsámicos tan sólo ayudan a sobrevivir. No importa cuántas relaciones amorosas hayamos tenido ni por cuántas separaciones hayamos pasado, cada persona que nos da felicidad nos inocula la equivalente dosis de infelicidad. Esos sentimientos penetran en la memoria celular y nos acompañan hasta la muerte, aunque no lo queramos.

28 enero 2009

Lucio, o la pasión de Serena

El pobre Lucio no se entera. Lo que me fascina de él es que vive en otra esfera, en otra realidad. Y vive tan tranquilo. Las cosas que hace y que dice no dejan de sorprenderme, me descolocan siempre. Me gusta recibir su amor en estado puro aunque a veces lo mataría por lo mismo. Es un ingenuo. Una de esas personas que siguen creyendo en los sentimientos sinceros y auténticos, y en la capacidad de las personas de mejorar, de evolucionar. Llevo unos cuantos años asistiendo a talleres de crecimiento personal. Una amiga insistió en que probara uno de arte-terapia, pues aseguraba que me ayudaría a trabajar ciertos aspectos inconscientes de mi personalidad que luego podría canalizar a través de mi obra y que la mejorarían. Empecé con la esperanza de que así sería, muy entusiasmada. Y sí, algo salió de todo aquello. Pero otra de las cosas que hice durante las sesiones fue observar. Observar mucho. Escuchar y mirar atentamente a los demás que estaban allí, como yo, para trabajar su sufrimiento y aquellas partes de su personalidad con las que no estaban conformes. La gente cree que tiene la capacidad de cambiar si se lo propone, pero no es así. Esa es otra falsedad que nos quieren vender los que hacen negocio con nuestras almas a través de las terapias de todo tipo. Cada persona es la que es desde que nace hasta que muere. Si nace buena, peor para ella, porque sufrirá mucho. Y si el animal está dañado, también lo tiene jodido. Aquí no se salva nadie. Yo estoy dañada, y él también. Lucio va a sufrir, si es que no está sufriendo ya. Es inevitable. No sé qué habrá visto en mí. Lo más probable es que no me haya visto, no tiene ni idea de con quien vive, como le ocurre a la mayoría de la gente. Lo que sí sé es que no me quedaré mucho tiempo con él. Nadie aguanta a nadie por mucho tiempo.

22 enero 2009

Locuras

Barcelona no se ha movido, sigue estando en el mismo lugar, ocupando las mismas coordenadas. Es noche cerrada y el cielo está encapotado, nubes grises dominan la ciudad y sopla el viento a ráfagas, pero no llueve. El asfalto brilla bajo la luz de las farolas por la humedad que se impregna en todo, porque ésta es una ciudad de puerto y el mar se mete dentro. Merodea curioso por las callejas del centro por donde la gente va y viene, sube y baja por sus Ramblas siempre llenas, de estatuas en movimiento, de brujas que echan el tarot o leen la mano, de indios vendiendo trozos de plástico en el suelo, de flores sin olor y de kioscos de periódicos, de carteristas y de gente, siempre gente. Gente que viene y que va, que deja el tiempo fluir por su vida. Como Pecos, que estaba hoy sentado a la entrada del metro de Drassanes, con una joven perrita mil leches atada con una cadenita y que se llama Sofía, junto a un tipo bello de ojos grandes y perdidos que me sonreía con la cara sucia mientras bebía vino de un tetra-brik. Me ha gustado volver a verlo, la complicidad de su mirada y las cuatro palabras dichas. Me ha impresionado cómo acepta su vida. Va de la mano de una locura por no ir de la mano de otra. Y hay tantas...

07 enero 2009