09 agosto 2010

Agosto

El sol calienta el polvo brillante del alféizar. Polvo, olor a playa, y una abeja zumba en el balcón. Polvo, pico contra el asfalto, obras en algún piso. Ruido. Siempre ruido. En las sábanas húmedas los brazos, las piernas, extrañan al amado. Sueños entrecortados. Deseo. Suspiros. Las palabras cruzan la línea y luego el silencio, la espera. Esta vez fue la alegría –toc toc, ya estoy aquí– la que entró sin avisar.

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