17 julio 2009

A veces lloro

Me emociona recordar a Alex por las calles nevadas de París, saltando juntos para atrapar con la boca los copos de nieve que caían del cielo, las risas. O la cara atónita de Keko cuando le olía los pies al masajeárselos en la cama y le decía mmm camembert. Desaparecía el tiempo, el espacio, todo era pleno.

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