27 mayo 2009

Roma

Si las piedras de Roma pudieran hablar nos contarían que hace algo menos de dos mil años, hordas de plebeyos se agolpaban en las entradas del Coliseo para ver luchas de gladiadores, peleas de animales y ejecuciones de prisioneros, y otros espectáculos cuyo fin era, básicamente, entretener al personal. El anfiteatro más grande de todo el Imperio era un símbolo indudable del poderío de los emperadores romanos y sus vástagos. El Coliseo poseía un aforo para unos 50.000 espectadores, con ochenta filas de gradas. Los que estaban cerca de la arena eran el emperador y los senadores, y a medida que se ascendía gradas arriba se situaban los estratos inferiores de la sociedad.
Han pasado casi veinte siglos y las cosas no han cambiado mucho, que digamos. El Estadio Olímpico de Roma, con capacidad para 72.698 espectadores, acogerá esta noche a hordas de plebeyos llegados de todas partes, muchos de ellos en aviones low-cost fletados para la ocasión. Emperadores de poca monta de por lo menos tres nacionalidades (aunque vaya usted a saber, pues los colores azulgrana no se sabe a ciencia cierta a cuántas representa) se sentarán en el palco oficial con sus pulgares preparados para el veredicto final. Y gladiadores armados de zapatillas, camisetas y calzones de élite, demostrarán al mundo a través de miles de cámaras que son los ases del balón. El Estadio de Roma es un símbolo indudable del poderío de un sistema que convierte en héroes a los que chutan una pelota por millones de euros.
Mientras tanto, como hace un poco menos de dos mil años, sigue habiendo desigualdad entre el populacho y las clases dominantes, se producen desastres que con algo de buena voluntad por parte de los dirigentes se podrían haber evitado, guerras imperiales por el poder de los territorios, y un largo etcétera que ya conocemos. O sea, que pan y circo.

26 mayo 2009

Un viaje tan largo

Documental de Stéphanie Lamorre.
Fátima y Marvin, una pareja de una aldea de Ecuador, quieren ofrecer un futuro mejor a sus hijos. Para ello abandonan su hogar y tratan de llegar a Nueva York a través de una odisea controlada por los 'coyotes', los que gestionan el tráfico ilegal de personas de Sudamérica a EE UU. Primero parte Marvin y no lo consigue. Luego le llega el turno a Fátima. Steph se carga la cámara al hombro y se convierte en una emigrante más en un viaje que dura 6 semanas, tomando autobuses de línea, cruzando fronteras a pie, saltando a trenes de mercancías en marcha -a uno de ellos lo llaman "La Bestia" pues cualquiera que se suba a él se juega el pellejo-; cruzando el Río Grande a nado, atravesando el desierto de Arizona a pie durante cinco días con una lata de atún al día para cinco personas, temperaturas de 50 ºC y con suerte un litro de agua; sorteando la Migra (la policía de inmigración), los Zetas (exmilitares cuyo principal negocio es el narcotráfico en México), los piojos, el hambre y la sed, el miedo. Durante el viaje Fátima no sabe que en Nueva York le esperan jornadas de trabajo de 11 horas, de lunes a domingo, por tan sólo 60 dólares al día. La huída de la miseria y cinco bocas que alimentar son la gasolina que mueve sus pies y le permite vencer el agotamiento. Steph se mete -y nos mete- en la piel del emigrante ilegal. Una lección de vida y humildad que debería ser obligatoria para cualquiera de nosotros, los que estamos cómodamente sentados en nuestro sillón en este absurdo e injusto mundo occidental tan "civilizado".

25 mayo 2009

Heroína

He pasado gran parte del día mirando la calle. Observando la vida a través de la ventana, la gente yendo y viniendo, los cambios de luz. No estaba concentrada para escribir, necesitaba pensar. No hacer nada, sólo ver el mundo pasar. El día ha empezado nublado, luego ha llovido, por la tarde ha salido el sol, hay neblina y mucha humedad. Me pregunto qué me pasa, el porqué de esta extrañeza, de este desasosiego. Algo se jodió en algún momento, hace mucho tiempo. Lo demás ha sido un encadenamiento de malas decisiones y despropósitos. Una confusión total. Por qué tanta soledad, por qué no entro en los cánones de lo amable, de lo deseable. Por qué yo tampoco deseo lo normal. Por qué me siento tan desmotivada, con tan pocas ganas de nada. Si por lo menos hubiera alguien afín en quien poder acurrucarme, que me comprendiera en lo más íntimo, que me viera hasta el tuétano. Tengo la sensación de ser invisible, o de que los demás ven sólo aquella parte de mí que aporta algo a sus vidas. Como una mercantilización de mí, un objeto de consumo para el otro que en verdad no me ve. A veces me entran ganas de chutarme heroína directamente en vena para salir de esta dimensión que es como una cárcel. Pero desde niña he visto muchos yonquis de cerca y sé que ni siquiera ahí está la salvación.

24 mayo 2009

Desamor

El desamor me conecta con la muerte.
Rima con vacío, sinsentido, absurdo.

23 mayo 2009

16 mayo 2009

Tous de imitación

Soy un bolso de Tous. Bueno, en verdad soy un bolso de Tous falso. Una imitación barata. Llevo días aquí, sobre esta sábana. A mi lado hay cinturones de Dolce & Gabbana, gafas de Chanel, bolsos Gucci, todos de la misma calaña. Desde aquí vemos poco más que pies de guiris en sandalias, algunas chancletas, los bajos de los pantalones, tacones de una horterez y altura imposibles... Ellos -los guiris- piensan que son menos falsos que nosotros, pero no es así. Se acercan, regatean, se nos llevan puestos. Compran falsedad. También nos llegan los efluvios a paella de los restaurantes que tenemos delante, donde a todas horas hordas de turistas se llenan el buche de una comida que no necesitan. Más les valdría comer menos para rebajar esas barrigas, cartucheras y papadas blancuzcas y rosadas. De vez en cuando salimos volando. Se acerca la guardia urbana o la policía portuaria. Son los leones, las gacelas salen despavoridas. La primera de la fila los ve venir de lejos, acaba con suerte la transacción con la señora de turno que no se entera de nada, recoge el saco al vuelo, se lo carga a la espalda y piernas para qué os quiero. A correr. Todo se mueve y acabamos todos mezclados, bolsos, cinturones y gafas, el lío es descomunal. Al final ya no sabemos ni cómo nos llamamos, si yo soy Gucci o tú eres Tous, qué más da. En la corrida se nos impregna el sudor del negro. Sus brazos son pura fibra, sus piernas también, ni un milímetro de grasa en la panza, la piel tersa, los ojos de lince. Este, sin duda, no es falso. En él no hay ni miedo, ni cobardía. Sólo necesidad de sobrevivir y una gran capacidad de perdón. Otro, en su lugar, ya se habría zampado los higadillos del guiri.

12 mayo 2009

Onfaloscopia

Es, vulgarmente, la manía de mirarse el ombligo. Conduce al onfalocentrismo u "ombliguismo", esto es, la elaboración de la visión del mundo o de la realidad a partir de la contemplación (figurada) del propio ombligo. Es un mal muy extendido, por desgracia. También es una práctica propia del Hesicasmo.

06 mayo 2009

Hastío

Hoy hay un partido de fútbol. El Barça contra el Chelsea, creo. Esas cosas que sirven para hermanar a las personas, o para dar alegría, aunque sea efímera, a mí me dan angustia. Como la gente paseando los domingos antes o después de la comida familiar, o las pandillas, o las bodas. Me aburren, me generan un profundo hastío. Me siento como una intrusa, incapaz de participar en ellos.