13 junio 2006

El arte de saber escuchar

Me gusta comer patatas fritas de bolsa y beber Coca Cola al mismo tiempo. Me trae recuerdos de cuando era niña, de cuando mi abuelo Ramón nos llevaba a mi hermana y a mí a pasear al parque del Retiro, a media mañana, y después de correr por la rosaleda y jugar al escondite, nos premiaba con un aperitivo, el justo para que no se nos quitaran las ganas de comer. Nos lo tomábamos en uno de los quioscos con terraza del parque y recuerdo la sensación de frío en los muslos cuando se me subía la falda escocesa al sentarme sobre los barrotes verdes de la silla. Me acuerdo muy bien del olor a óxido de aquellas mesas y sillas desconchadas, que se quedaba impregnado en las manos, como ocurría al sujetarse a las cadenas de los columpios. El aire era frío y seco, como son los inviernos en Madrid, y la luz perezosa se colaba a través de las ramas peladas de los árboles centenarios, sin conseguir calentarnos.
El abuelo, con su sonrisa pícara y sus ojos tiernos tras las gafas, nos contaba historias, con una mano sobre la prótesis de la pierna que perdió durante la guerra y el bastón descansando en el apoyabrazos de la silla. Tenía la piel de las manos seca y las uñas duras y muy bien cortadas. Era un hombre impecable y muy paciente, que disfrutaba del tiempo que la vida le había regalado para pasar con sus nietas. Porque era tímido, entendía muy bien la timidez de mi hermana menor, y la trataba con mucha dulzura. Le hacía preguntas acerca de las cosas que formaban parte de su mundo de niña, y así ella podía responder su opinión de niña, pues era una opinión verdaderamente importante. Conseguía generar ese marco de confianza en el que un niño tímido se atreve a hablar y a expresarse al mundo sin miedo, sin complejos, sin temor. Yo era bastante cotorra y tenía muchas ansias de hablar de cualquier cosa y en todo momento, pero mi abuelo me enseñó a callarme, a esperar mi turno y a dejar hablar a mi hermana. Me enseñó una cosa muy importante en la vida de cualquier persona: el arte de saber escuchar.

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